El Castillo y la localidad de Castelflorite estuvo durante mucho tiempo adscrito a la baronía de Alcolea que ostentó por primera vez Don Bernardo de Entenza.
Castelflorite fue tierra de señorío de nobles hasta el siglo XVIII, en contraposición a su vecina Sariñena que fue villa del Rey. Nuestro pueblo truncó su vida tranquila en el verano de 1412 por causa de las ambiciones del Conde Jaime de Urgel (y de Aragón), quién se levantó en armas ante el recién proclamado Rey Fernando el de Antequera. Tras la derrota y la detención posterior de Jaime de Urgel (llamado "el desdichado"), el Rey Fernando I tuvo un primer gesto magnánimo y ordenó al gobernador de Aragón la devolución de Castelflorite a la Condesa de Urgel el 2 de noviembre de 1412.
Sin embargo, no duró mucho la generosa cesión, el Rey dio a Berenguer de Bardají los Castillos y pueblos de la Almolda, Osso y Castelflorite. Desde ese momento, nuestro pueblo tenía nuevo dueño y nuevo escudo: el del linaje de los Bardají.
En 1417 el Rey Alfonso V devolvió la villa de Alcolea a la Condesa de Urgel. El documento de cesión decía que los términos de Alcoleya de Cinca lindaban con los lugares de Santa Litzina, Castrofollito, Villanova, Xalamera y el ría Cinqua.
En el siglo XVII el título de Conde de Castelflorite lo ostentaba Juan de Torrellas y en el siglo XVIII los Abarea de Bolea.
Así pues, Entenza, Urgel, Bardají, Torrellas y Abarea de Bolea fueron las familias dueñas de Castelflorite. Pero no totalmente, porque mandaba también lo suyo, al menos en su ámbito eclesial. Precisamente Castelflorite estuvo durante muchos años en el filo de la navaja, ante las rivalidades manifestantes de los Obispos de Lérida y Huesca que comenzaron en el siglo XII.
Sin duda el Obispo de Huesca debió ceder la iglesia de Castelflorite a su hermano el Obispo de Lérida de manera no correcta. Un tal Alfonso de Castronovo, por propia iniciativa y sin motivo, expulsó violentamente con mano armada de la Iglesia Valpútrita (de Castelflorite) a los hombres del Obispo de Lérida y se apoderó del trigo y de cuanto encontró en ella.
Es evidente que tal situación no se perpetuó y la Iglesia de Castelflorite volvió de nuevo a la diócesis de Lérida. Hoy en día pertenece desde hace un par de años a la diócesis de Barbastro.